VIVE TU VIDA COMO QUIERAS QUE SE RECUERDE, NO COMO QUIERAS QUE SE IMAGINE.

miércoles, 19 de enero de 2011

You hit me twice, death.

Parece que no, pero sí. 

Llevo ya dos veces contadas, dos momentos en mi vida en los que había escrito entradas en mi blog, entradas de las cuales me sentía orgullosa, me sentía yo misma, me sentía... bien, feliz, estaba feliz, y en cuestión de horas, quizá alguna tomó un día, se me desbarató de nuevo el mundo. Como una cascada arrolladora me ahogó en su momento, al igual que lo está haciendo ahora.

No puedo llegar a la cima, tener ese pensamiento de: "Hoy soy grande, ahora sí que sí. Que el mundo se prepare por que aquí estoy yo", ya no, nunca más. Dos veces. Dos veces me han bastado para tener miedo a la sensación de poder, de felicidad, de tranquilidad.

Quizá deba ir rasgando sueños, llegando a una altura media, pero sin pasarme, no vaya a ser que alguien se enfade y me arrebaten a otro más.
Claro está que no dependen de mi, las idas y venidas, y más idas e idas e idas, pero lo que yo ya no puedo permitir es ver a los míos sufrir por esas idas. No, no es justo. Ni para ellos, ni para el "ido", ni para mí. 


Relación extraña la nuestra, Manolo. Más era de miradas que no de palabras. Pocas veces nos habríamos visto, por circunstancias de la vida, pero fueron suficientes para hacerme valorar todos y cada uno de los momentos juntos. Recuerdos que vienen a mi mente, así como tú arrollando a Adrián a la piscina, como tú preparando la paella típica valenciana, como tú enrabietado porque algo no salía como tú querías, o simplemente aquella tarde, en la que como si de maestro y aprendiz se tratara, vimos juntos "El último samurai". 
Todo lo que pueda escribir aquí se quedará corto, pues ¿Qué pretendo yo? ¿Analizar, describir una vida en cuatro palabras? No... A ti no te habría gustado eso, y tanto que no. Y como sé que no te gustaría, no lo haré. Me limitaré a callar y a recordar. 

Hasta siempre, Manolo. 




-Debería dormir, dormir de verdad, no meterme en la cama y ponerme a meditar.
-Debería sentir, sentir de verdad, no hacer como que estoy bien cuando estoy a punto de sollozar.
-Debería gritar, gritar de verdad, no hacer que hablo al vacío de la soledad. 
-Debería pedir, pedir de verdad, no renunciar a la ayuda que me brinda mi mitad. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario