VIVE TU VIDA COMO QUIERAS QUE SE RECUERDE, NO COMO QUIERAS QUE SE IMAGINE.

lunes, 25 de octubre de 2010

I saw the light. Oh god, I'm too young to die!

Según las horas del día y la zona dónde estés situado, el astro rey, nuestro caluroso y aclamado Sol, te puede llegar a cegar.

Cegado por esa luz la percepción del mundo varía tanto… pero tanto!

No logras ver lo que está justo delante de ti, ya sea lo que ansiabas encontrar desde tus principios, o bien, simplemente, te sorprendes viéndote delante de un hecho que no esperabas y a la vez, observas cual es tu reacción ante éste. Pero como todo en esta vida, la ceguera pasa, se esfuma y te deja ver con claridad. Con mucha claridad.

Se supone que cuando tenemos delante de nosotros aquello que queremos, que amamos, debemos luchar, ¿no? Debemos luchar por mantenerlo, por hacerlo nuestro y sobretodo, seguir siendo merecedores de ello.

Entonces ¿Por qué mi voz se queda muda? ¿Por qué cuanto más fuerte lo digo, menos sentido tiene? Yo ya sabía que la ceguedad en sí es mala, pero nunca había experimentado tal cambio en primera persona. El cambio del que hablo es aquél que por momentos (pequeños, muy pequeños) he llegado a sentir, que no era yo misma, que alguien estaba dentro de mí y decidía por mí a diestro y siniestro, anteponiendo la facilidad a mi felicidad. Por eso, queridísima luz que me ciegas, vete lejos, muy lejos, y no vuelvas.


No busques la felicidad en aquello que crees que la tiene.

Es más, no la busques.

Llegará disfrazada de sorpresa, de novedad, de mañana.

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