Wanna bet who's first?

Cualquier adolescente que tenga dos dedos de frente (ojo, acabo de cerrar mucho el grupo) suele sentir inseguridad en su día a día. Si bien no, ¿habéis observado la competencia a la que nos enfrentamos? Me refiero a los ídolos que conseguimos imitar, perseguir, o bien a los jóvenes creadores de "cosas", pongamos como ejemplo el Facebook. Cada uno de nosotros debe tener un sueño, ese algo que nos hace seguir adelante con nuestros estudios, o con nuestros trabajos, o con lo que sea. Algo que nos mueve. Que hace que digamos: ¡EH, AQUÍ ESTOY YO!

Dicen que cuanto mayor recorrido realizas para conseguir tu objetivo, éste se revaloriza. Yo estoy en el camino de conseguir el mio, así que no os puedo asegurar 100% la veracidad de tal frase, pero lo que si que puedo compartir es que el hecho de ir escribiendo día tras día me hace crecer como persona, porque me muestra que todos mis pensamientos desordenados en mi mente pueden (y deben) ser un texto con la finalidad de ser leído.

Mi amigo no lee mi blog porque "sabes que a mi no me gusta leer esas cosas, Cristy". Muchos conocidos que creen que saben quien realmente soy, desconocen la existencia de tal, y unos pocos allegados me van dando palmaditas en la espalda como muestra de apoyo. (A veces real, con comentarios que les agradezco; otras, simplemente, por el hecho de quedar bien.) Cuando suelo presentarme últimamente a gente, les dejo ver que soy escritora. Que dispongo de un blog y veo su reacción. Algunos pocos ponen cara de pensar: "Anda, nunca lo habría dicho, que interesante." Otros muchos, en cambio piensan: "¿Ésta? ¿Escribir? Pero si lo máximo que le puede interesar es comprarse la Cuore y pintarse las uñas".

Señoras, señores, me complace comunicarles que nada de lo anterior me influye. (Y quiero ratificar que todo es cierto.) No me influye en el hecho de cómo escribo, ni cómo mi deseo de conseguir lo que quiero crece y crece y crece más día tras día. Hoy, sin ir más lejos, me he visto en un sinfín de situaciones a lo largo del día, en las cuales mi mente estaba desconectada de mi alrededor y se dedicaba a pensar posibles principios de historias sobre las cuales escribir. Veía una historia en los ojos de la mujer que me cruzaba en la calle, o quizá en el dependiente de la tienda. No importa dónde lo encuentre, porque esto ya está en marcha. El reloj se ha puesto en marcha y no parará hasta que yo llegue para hacerlo.

Desde pequeña he sido cabezona, un tanto desordenada (estoy trabajando en ello) y muy clara en cuanto a decir las cosas. Que nadie se ponga por delante si no quiere salir herido/con el rabo entre las piernas, porque una cosa me enseñaron de pequeña también,... Lo que empiezo, lo termino. Que conste en acta.

Búscate un reto, hazlo tuyo, cree en él. En cuanto tú lo hagas, los demás miraran ese reto como el más duro de todos los tiempos, y a ti,... a ti te verán como el que se propuso lo imposible y luchó hasta conseguir ser parte de la historia.