- Pasar pasar... no pasa nada ya. Estoy en un punto que no recuerdo bien bien como llegué hasta él. Que pasa preguntas, y ahora ni siquiera te puedo responder con claridad.
Mientras tanto, Audrey miraba por la ventana, muerta de miedo, ya que sabía que si él no le había contestado "Nada" antes, a partir de ahora le esperaba una avalancha de reproches.
- Todo esto es tu culpa, sabes? Tú siempre tan perfecta, tan correcta, tan todo, tu nunca puedes hacer daño o ser dañada, pero tampoco puedes querer o ser querida. Éso es lo que pasa, Audrey, ése es tu problema. Sí, como lo oyes, tu problema. Y me has hecho partícipe de él por intentar quererte. Estoy harto ya, no puedo más. Y sabes que es lo peor? Sabes lo que más me duele? Que no siento abandonar, no siento dejarte ya de lado, porque llevaba meses queriendo hacerlo. Tenemos la suficiente confianza para no fingir con un "lo siento" al terminar todo este sermón, no crees, cariño? - él la mira y le sonríe esperando contestación.
-Has terminado ya, John?
-Cr.. creo que sí, debería añadir algo más?
-Tu sabrás, eres tu el de las palabras, yo soy más de hechos. Yo, para expresar todo lo que tu me has soltado con tantas palabrejas, habría cogido la puerta y adiós muy buenas. Así que, si me disculpas, márchate por esa puerta y no vuelvas más. Te lo agradeceré, de veras, John.
Y con estas últimas palabras, Audrey le dedica la mejor de sus sonrisas a aquél que le había robado la vida con una pequeña mueca llena de ironía.
