No te diré que te arrepentirás, sino que sufrirás al no tenerme.
No te diré que deberías haber luchado por mi, sino que deberías haber perseguido tus sueños.
No te diré que te acostumbrarás, pues la soledad te comerá antes de lo que tu crees.
Te diré que yo no me arrepiento, no me arrepentiré, no sufro, no sufriré. No por ti.
Te diré qué no debería haber hecho: darte mi atención, darte mis días.
Te diré que me acostumbraré. De hecho, ya me he acostumbrado, nunca me hiciste falta para sonreír.
Digamos que personas, amigos, familiares, parejas, se prometen el uno al otro cielos, se prometen periodos de tiempo interminables, infinitos, insaciables. No se cansan mientras lo hablan, mientras lo juran, pues no saben lo que ello conlleva.
Digamos que personas, amigos, familiares, parejas, se prometen el uno al otro un vacío llamado tiempo eterno, que ni ellos mismos conocen su punto de partida, su duración, su existencia.
Por no conocer, no conocen ni su significado.
¿No es triste ver cómo palabras tan bien utilizadas por unos pueden llegar a ser tan odiadas por otros?
Estoy orgullosa de poderos enseñar a dos de mis amigos, compañeros, que juegan con palabras, creando magia.
Que bonito, y sí, que grandes escritores!! Incluida tu, que vaya preciosidades estás subiendo últimamente! :)
ResponderEliminarme gusta mucho pequeña... mucho !
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