Empiezo 2012 con una pérdida un tanto inesperada. Rosario se ha ido y nos ha dejado muy tocados a todos. ¿Pero qué te voy a contar, Rosario? No era tu hora y todos lo sabíamos, pero esta vida es así de perra y no te has librado. ¡Qué asco! Te conozco más por las palabras que mis padres recitaban sobre ti, sobre lo bondadosa que eras y lo sonriente que siempre estabas, a pesar de tus obstáculos. Por no hablar del amor a la lectura que tenías! Qué gozo daba el escucharte hablar sobre las novedades literarias y cómo me recomendabas los mejores libros. Aún tengo varios tuyos; los guardaré siempre, lo prometo.
Nunca, nunca te olvidaremos. Ni mis padres, ni yo, ni tu queridísimo amigo Bruce. Te va a echar mucho de menos el pequeñín, ya lo presiento.
2012, más te vale frenar un poco y darnos alegrías, ¡¿OK?! No es justo para nadie empezar de esta manera. NO. Tenía muchas ganas de empezarte, así que poco a poco las iré recuperando y a ver qué tal.
Espero que llevéis un buen año por ahora.
CRISTHINA